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Dificultad de la filosofía. No la dificultad intelectual de las ciencias, sino la dificultad de un cambio de actitud. Hay que superar resistencias de la voluntad.
Como a menudo he dicho, la filosofía no me conduce a ninguna renuncia, puesto que no me impide decir esto o lo otro, sino que abandono una determinada combinación de palabras como sinsentido. En otro sentido, sin embargo, la filosofía exige una resignación, pero del sentimiento y no del entendimiento. Y esto es quizá lo que hace la filosofía tan difícil a muchos. Puede ser tan difícil no utilizar una expresión como lo es contener las lágrimas o un arrebato de ira //rabia.//
/(Tolstoi: el significado [significación] de un objeto reside en su comprensibilidad general. —Esto es verdadero y falso. Lo que hace que un objeto sea difícilmente comprensible —cuando él es significativo, importante— no es que cualesquiera instrucciones sobre cosas abstrusas sean precisas para comprenderlo, sino más bien la contraposición entre la comprensión del objeto y aquello que la mayoría de los hombres quiere ver. Por esto, precisamente, lo más próximo puede tornarse lo más difícilmente comprensible. No hay que superar una dificultad del entendimiento, sino una de la voluntad.)/[1] (Vermischte Bemerkungen, 1931.)[2]
El trabajo en filosofía —como a menudo el trabajo en la arquitectura— es realmente más el //una suerte de// trabajo en uno mismo. En la propia manera de pensar. En la manera en que uno ve las cosas. (Y en lo que se requiere de ellas.)
Dicho así, rápidamente, en (según) la vieja manera de pensar —por ejemplo, en la de la (gran) filosofía occidental— han existido dos tipos de problemas en sentido científico: problemas esenciales, grandes, universales, y problemas no esenciales, cuasiaccidentales. Por el contrario, y según nuestra manera de pensar, no hay ningún problema grande o esencial en sentido científico. (Vermischte Bemerkungen, 1931.)
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La filosofía muestra las analogías engañosas en el uso de nuestro lenguaje.
¿Es la gramática, tal y como yo uso esta palabra, mera descripción del efectivo manejo del lenguaje //lenguajes?// ¿Podrían ser consideradas por tanto sus propiedades como proposiciones de una ciencia natural?
Esto podría ser denominado la ciencia descriptiva del hablar en contraposición a la del pensar.
Sin duda, también podrían concebirse las reglas del juego del ajedrez como proposiciones de la historia natural del hombre (como se describen los juegos de los animales en los libros de historia natural).
Si rectifico un error filosófico y digo: «Esto ha sido concebido siempre así, pero no es así», apunto siempre //tengo siempre que apuntar...// hacia una analogía, por la que nos hemos dejado llevar, y a que esa analogía es incorrecta //..., así pues, tengo que apuntar siempre hacia una analogía, según la cual hemos pensado pero que no reconocíamos como tal analogía.//
El efecto de una falsa analogía incorporada en el lenguaje: significa una lucha y una preocupación permanente (una suerte de estímulo permanente). Es como cuando una cosa nos parece un hombre desde la lejanía, ya que no podemos percibir nada definido, y sin embargo, en la cercanía vemos que se trata de un tocón de árbol. En el momento en que nos alejamos un poco y perdemos de vista las explicaciones, se nos aparece una figura; si lo miramos más de cerca, vemos otra diferente; ahora nos alejamos de nuevo, etc.
(El carácter irritante de la oscuridad gramatical.)
Filosofar es rechazar falsos argumentos.
El filósofo trata de encontrar la palabra redentora. Es decir, la palabra que por fin nos permite agarrar aquello que hasta ahora, inasible, ha cargado siempre nuestra conciencia.
(Es como cuando se tiene un pelo en la lengua; uno lo siente, pero no puede agarrarlo //atraparlo// y desembarazarse de él.)
El filósofo nos provee de la palabra con la cual se //yo// puede(o) expresar la cosa y hacerla inocua.
(La elección de nuestras palabras es tan importante, porque se trata de dar exactamente con la fisonomía de la cosa, porque sólo el pensamiento exactamente encauzado puede conducirnos por el camino correcto. El vagón debe ser colocado con toda exactitud en los raíles, para que pueda rodar correctamente.)
Una de las tareas más importantes es expresar todos los falsos pasos del pensamiento, de modo tan característico que el lector diga: «Sí, así exactamente lo había pensado yo.» Calcar la fisonomía de cada error.
No podemos, sin embargo, convencer a otro de un error a no ser que él reconozca que éste es realmente la expresión de su sentimiento. //... que reconozca (realmente) esta expresión como la expresión correcta de su sentimiento.//
Es decir, sólo si él la reconoce como tal, es la expresión correcta. (Psicoanálisis.)
Aquello que el otro reconoce es la analogía que yo le ofrezco como fuente de su pensamiento.
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¿De dónde procede el sentimiento de que nuestras investigaciones son fundamentales?
(Nos preocupan preguntas de distinto tipo, como —por ejemplo— «¿cuál es el peso específico de este cuerpo?», «¿tendremos hoy buen tiempo?», «¿quién será el próximo en entrar por la puerta?», etc. Pero entre nuestras preguntas se encuentran algunas de un tipo especial. Tenemos aquí otra vivencia. Estas preguntas parecen ser más fundamentales que las demás. Y ahora digo: cuando tenemos esta vivencia llegamos entonces a los límites del lenguaje.)[3]
¿De dónde adquiere su importancia el detenerse a considerar las cosas, si sólo parece destruir todo lo interesante, es decir, todo lo grande e importante? (Por decirlo así, en todo edificio sólo deja restante cascote y escombros.) (Philosophische Untersuchungen, I, 118.)[4]
¿De dónde adquiere su importancia este detenerse a considerar que nos hace advertir que se puede usar una tabla de instrucciones en más de una manera, que es posible imaginarse una tabla como las instrucciones para la utilización de una segunda, que es posible concebir una flecha como indicando la dirección de la punta hacia la cola, que puedo utilizar una muestra como muestra en diferentes maneras?
Reconducimos nuevamente a las palabras de uso metafísico a su uso correcto (normal) en el lenguaje. (Philosophische Untersuchungen, I, 116b.)
(El hombre que dijo que no es posible meterse dos veces en el mismo río, decía algo falso; es posible meterse dos veces en el mismo río.) (Zettel, 459.)[5]
Y éste es el aspecto de la solución a todas las dificultades filosóficas. Sus respuestas tienen que ser, si son correctas, caseras y usuales. Pero hay que contemplarlas con el espíritu apropiado, ya que de este modo son inocuas.[6]
¿De dónde adquieren //adquirían// su importancia los viejos problemas filosóficos?
El principio de identidad, por ejemplo, parece tener fundamental importancia. Pero ahora ha adquirido esta importancia la proposición que afirma que este principio es un sinsentido.
Yo podría preguntar: ¿por qué siento un chiste gramatical en cierto sentido como profundo? (y esta es, por supuesto, la profundidad filosófica).
¿Por qué sentimos como fundamental la investigación de la gramática?
(La palabra «fundamental» puede también significar algo que no es metalógico o filosófico, en el caso de que tenga algún significado.)
La investigación de la gramática es fundamental en el mismo sentido en el que podríamos llamar fundamental al lenguaje (es decir, su fundamento propio).
Nuestra investigación gramatical se diferencia, no obstante, de la de los filólogos, etc. Nos interesa, por ejemplo, la traducción de un lenguaje a otro que nosotros hemos inventado. Principalmente nos interesan las reglas que el filólogo no considera en absoluto. Podemos, por tanto, resaltar esta diferencia.
Por otro lado sería erróneo decir que nosotros nos las habemos con lo esencial de la gramática (él, con lo accidental).
«Esta es, sin embargo, una mera distinción externa //diferencia externa».// Yo creo que no hay otra.
Más bien podríamos decir que nosotros llamamos gramática a algo diferente que a lo que él llama gramática. Del mismo modo que diferenciamos tipos de palabras donde para él no hay ninguna diferencia (presente).
La importancia de la gramática es la importancia del lenguaje.
Se podría también considerar importante una palabra, por ejemplo «rojo», en tanto en cuanto es utilizada con frecuencia y para algo importante, en contraposición a la palabra «cachimba».[7] Y entonces la gramática de la palabra «rojo» es importante porque describe el significado de la palabra «rojo».
(Todo lo que la filosofía puede hacer es destruir ídolos. Y esto significa —como por ejemplo «en ausencia de un ídolo»— no erigir ninguno nuevo.)
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Método de la filosofía: la presentación panorámica de los hechos gramaticales //lingüísticos//.
Meta: la transparencia de los argumentos. Justicia.
Alguien ha oido decir que el ancla de un barco se leva por medio de una máquina de vapor. El piensa sólo en aquella que sirve de motor al barco (y por la que se denomina barco de vapor) y no puede explicarse lo que ha oído. (Quizá sólo más tarde cae en la dificultad.) Ahora le decimos: «No, no se trata de esa máquina de vapor, sino que, además de aquélla, hay otras cuantas a bordo y una de ellas leva el ancla». —¿Era filosófico su problema? ¿Lo era, si hubiera oído algo sobre la existencia de otras máquinas de vapor a bordo y meramente tuviera que recordarlo?
Creo que su ofuscación tiene dos partes: lo que quien explica le comunica como un hecho, lo podría haber concebido como posibilidad el que pregunta mismo; y él podría haber planteado su pregunta en una forma precisa, en vez de en la forma de una mera concesión de confusión. Esta parte de la duda podría haberla allanado por sí mismo; en cambio, la reflexión no podría haberle instruido sobre los hechos. O: la intranquilidad que resulta de su desconocimiento de la verdad no podría serle eliminada mediante ninguna ordenación de sus conceptos.
La otra intranquilidad y ofuscación se caracteriza por las palabras: «Aquí algo no marcha», y la solución por (las palabras): «Ajá. No te refieres a esa máquina de vapor», o —para algún otro caso— «... tú no llamas máquina de vapor sólo a la caldera».
El trabajo del filósofo consiste en concatenar recuerdos para una finalidad determinada. (Philosophische Untersuchungen, I, 127.)
Una cuestión filosófica es similar a una relativa a la constitución de una
- ↑ Wittgenstein hace aquí referencia al extenso tratado sobre estética de León Tolstoi ¿Qué es el arte? (1897)*. Aunque no ha podido ser establecido con exactitud, parece ser que las barras oblicuas (/.../) entre las que se encuentra este párrafo indican que se trata de una anotación de carácter general, independiente—en cierto modo—del tema concreto del parágrafo.
* En fecha reciente ha aparecido una traducción al castellano de la selección inglesa de textos estéticos tolstoianos What is art? and Essays on Art (London. Oxford University Press, 1930) en la colección Nexos (n.º 46) de la Editorial Península. - ↑ Traducción al castellano en Ludwig Wittgenstein, Observaciones. México: UNAM, 1967.
- ↑ Traducción al castellano en Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas. México: UNAM, 1967.
- ↑ Wittgenstein añadió en nota marginal manuscrita: «Pertenece a “tener que", "poder".»
- ↑ Traducción al castellano en Ludwig Wittgenstein, Zettel. México: UNAM, 1979.
- ↑ Al final del párrafo se puede leer la siguiente nota manuscrita: <«completo sinsentido»>.
- ↑ La palabra «cachimba» no es traducción de la palabra Pfeifendeckel, sino un recurso del traductor, que desconoce la existencia de una palabra equivalente en castellano, a fin de evitar un neologismo. Pfeifendeckel significa en realidad «tapa articulada con la que se cubre la cazoleta o braserillo de una pipa de fumar».